El Centro de Día ha recibido un importante impulso al reanudar
su actividad en el mes de septiembre.
Como resultado de la coordinación de dos asociaciones comprometidas con el
cuidado de las personas mayores en el medio rural, Adecasal y Escuelas
Campesinas de Salamanca, y como fruto también de la implicación de varios
ayuntamientos de la zona en la búsqueda de soluciones a los problemas
detectados, se ha logrado dar un salto sustancial en el desarrollo de una
iniciativa innovadora en el entorno rural y pionera en Castilla y León,
comunidad en la que no existe aún ningún centro de similares características.
El Centro de Día, o mejor, el Centro Multiservicios Bajo
Tormes, amplía los días de apertura y la oferta de servicios a los usuarios de
Monleras y de las localidades del entorno en la zona del Bajo Tormes. Desde
mediados de septiembre, ha pasado de abrir dos mañanas a tener sus puertas
abiertas cinco días la semana, de lunes a viernes, más algunos sábados. Al
grupo inicial de Monleras, al que también se han incorporado algunos
participantes más, se han sumado varias personas de Sardón de los Frailes y un
nutrido grupo de vecinos de El Manzano, y se están llevando a cabo reuniones de
sensibilización en otras localidades próximas. Los profesionales que se
encargan de los diferentes servicios igualmente han crecido en número o en
horas de dedicación: dos terapeutas ocupacionales (María y Judit), que atienden
los distintos grupos en días alternos; un fisioterapeuta, que a la atención
individualizada ha añadido la fisioterapia grupal en la tarde del miércoles;
una trabajadora social (Almudena), que anima los talleres de envejecimiento
activo de los martes y se ocupa de la coordinación general del Centro, y un
conductor (David), acompañante en los desplazamientos y encargado del
mantenimiento.
Justo en este preciso momento en que necesitábamos dar un
salto cualitativo, una subvención de la Fundación La Caixa, concedida a la
asociación Escuelas Campesinas de Salamanca, vino a hacer real y tangible uno
de nuestros sueños, disponer de un vehículo adaptado para el desplazamiento
entre pueblos de mayores y dependientes. A la espera de efectuar la compra, nos
hemos resuelto a alquilarla ya, pues simboliza y hace posible la proyección comarcal
del proyecto.
Estamos aún en la primera fase de una experiencia que
acaba de nacer y que tiene por delante mucho recorrido, de un proyecto en
ciernes que aspira a desarrollarse, complementarse y enriquecerse con nuevas
aportaciones: el primer paso de una iniciativa comunitaria capaz de demostrar
que existen alternativas que pueden traer vida a los pueblos y esperanza a las
personas mayores.