lunes, 12 de junio de 2017

Día del Mundo Rural 2017


El pasado 11 de junio se celebró, en Doñinos de Salamanca, el Día del Mundo Rural. El encuentro estuvo organizado por las asociaciones Escuelas Campesinas de Salamanca, Adecasal y Asdecoba.
La primera parte de la jornada consistió en una mesa redonda en la que diversas personas expusieron su experiencia de quedarse a vivir en el pueblo o venir al mundo rural como nuevas pobladoras para desarrollar ahí su proyecto de vida. Entre otras personas invitadas, expuso su experiencia Isabel García Sevillano, artesana del cuero que lleva varios años viviendo en Monleras. También nuestro ayuntamiento, representado por Juan Jesús Delgado, aportó una reflexión valorando su política de apoyo a la llegada de nuevos pobladores para hacer frente a la despoblación.
La segunda parte de la jornada, más festiva, contó con la actuación del grupo Zaragata Folk, grupo del que forma parte otro vecino de Monleras, Antoine Piquard.
Al final del día, las organizaciones convocantes hicieron público el siguiente manifiesto:

MANIFIESTO EN EL DÍA DEL MUNDO RURAL
Un año más nos hemos reunido para celebrar el Día del Mundo Rural, jornada de encuentro, reivindicación y fiesta campesina que cierra un curso de intensa actividad.
La convocatoria de este año (realizada por las asociaciones Adecasal, Escuelas Campesinas de Salamanca y Asdecoba) nos ha congregado en Doñinos de Salamanca para reflexionar sobre la despoblación, el gran drama de nuestros pueblos, y tratar de buscar posibles salidas que frenen esta sangría imparable y revitalicen el tejido social en los territorios rurales.
La despoblación, galopante hasta el punto de que las Instituciones públicas empiezan a dar la voz de alarma, no es casual. Es consecuencia lógica de décadas de abandono de los pueblos; de insensibilidad de los gobernantes, que han ido recortando paulatinamente servicios y derechos sociales; de menosprecio general por la cultura campesina en una sociedad que valora ante todo lo urbano y lo moderno; de políticas equivocadas que no han apostado por la agricultura familiar y la agroecología como sostenedora de la vida en el medio rural.
Hemos llegado tal vez a una situación de no retorno, generando una fractura y un desequilibrio social que estrangula la posibilidad de supervivencia de la mayoría de nuestros pueblos.
A pesar de todo, seguimos pensando que existen alternativas para hacer posible un mundo rural vivo.
En esta Jornada hemos reflexionado juntos a partir de las experiencias, diversas y muy enriquecedoras, de algunas personas que sencillamente han retornado a sus pueblos o han decidido conscientemente quedarse a vivir en ellos; o personas que, como nuevas pobladoras, dejaron atrás su pasado en la ciudad para emprender un proyecto de vida más sencillo en el pueblo, deseosas de encontrar la armonía con la naturaleza y el equilibrio humano que el entorno rural favorece, buscando recuperar las relaciones de vecindad y las formas de vida comunitarias a las que no quieren renunciar. Experiencias, todas ellas, que sirven de referencia y aportan un rayo de luz en medio de un panorama sombrío.
Al hilo de la reflexión, en este Día del Mundo Rural queremos alzar la voz para denunciar que, más allá de las palabras y promesas vacías, no existen planes serios por parte de las Instituciones para revitalizar el mundo rural y facilitar el asentamiento de nuevos pobladores como salida a la crisis global en la que nos hemos instalado. Denunciamos asimismo que nuestros gobernantes, que deberían velar por el futuro del mundo rural y de los pueblos pequeños, siguen suprimiendo servicios en las zonas rurales, continúan recortando derechos sociales básicos, limitan la autonomía de los pueblos pequeños y su capacidad de decidir, mantienen una visión distorsionada sobre la realidad rural, que se percibe más como un problema que como una oportunidad.
Frente a ello, nosotros afirmamos que en el mundo rural existen cantidad de experiencias que rescatar, conocimientos y saberes que transmitir a las generaciones venideras, valores comunitarios que preservar, recursos (tierras, agua, bosques…) que poner al servicio de la vida. Existen otras formas de gobernar, más participativas y asamblearias. Se dan otros modelos de economía a escala humana, en clave de solidaridad, que sitúan a la persona en el centro. La sociedad en su conjunto puede y debe aprovechar esta riqueza que nos viene de la cultura rural. La sociedad actual debe mirar al mundo rural como un espacio de oportunidades para buscar las claves de una alternativa global en la línea de otro mundo posible.