domingo, 4 de septiembre de 2011

José Luis Puerto lee versos en Monleras



El pasado 28 de agosto tuvimos la fortuna de contar con la presencia de José Luis Puerto (La Alberca, 1953), un poeta que llegó cargado de memoria y de palabras. Su oficio es ese indócil gobierno de las sílabas del mundo, para decirlo con un hermoso título que le pertenece.

La poesía de José Luis Puerto está comprometida con la necesidad perenne del hombre de misterio, de azar y de trascendencia. Su empeño es la redención por la palabra y su compromiso, desde un primer libro suyo titulado El tiempo que nos teje, es hilar las horas, afilar los años hasta obtener palabras que él ha llamado «reveladas» por oponerlas a otros lenguajes meramente utilitarios.

La obra poética de José Luis Puerto –y también las prosas de Las cordilleras del alba– parte de lo cotidiano, de los objetos y los paisajes que nos rodean para revelar su realidad oculta y llevarnos en ese transito de lo visible a lo invisible hasta el borde de la trascendencia. Para quienes le escuchamos o le leemos es un regalo; para él, que escribe, es un don.

Revelación y rescate son dos virtudes de su poesía cuyo fin último es ofrecerle al hombre una realidad que acaso haya olvidado, una verdad antigua y desnuda, desprovista de consignas y manipulaciones, amiga –y son palabras suyas– «del silencio y de la luz, de la noche y la música». No es fácil transitar por el camino de la emoción que propone el poeta. La travesía de sus versos implica, modestamente, lo eterno: viajar desde el corazón humano hacia el corazón humano por vías secretas, a menudo contemplativas, ajenas a la trivialidad y amigas de lo humilde: los dinteles y la lluvia, los árboles y los rebaños, los vasares y los segadores, el pan bendito y los cortinales, las estancias y los laureles madurados por la edad.

José Luis Puerto nació en La Alberca y ha vivido para el mundo. Una tarde de domingo, acabándose el verano, nos trajo su palabra duradera sobre lo efímero, lo pequeño hecho inmortal en sus versos y sagrado en nuestros oídos.

(Reseña de Pablo Andrés Escapa)

La tierra en mi palabra
Sobremesa literaria con José Luis Puerto
Domingo, 28 de agosto
Centro Viejo de Monleras