
La pandemia, que desencadenó una crisis sanitaria y económica sin parangón, ha tenido también algún efecto positivo para los ayuntamientos, como es la autorización del Gobierno a invertir los remanentes de tesorería –es decir, el dinero ahorrado año tras año, que hasta ahora no se permitía invertir por la regla de contención del gasto–, a lo que se une un mayor ahorro en el presupuesto anual por las actividades suspendidas. Ello nos ha permitido afrontar una inversión importante –para la que no existen subvenciones de ningún tipo– que dotará al municipio de unas instalaciones deportivas demandadas con insistencia por la población más joven así como por las familias que buscan alternativas de ocio saludable, sobre todo en los meses más fríos.